Y simplemente me abrazas.
Lo cierto es que no sé quién eres, tampoco me importa, pero cuando me miras, mi mundo se detiene y tengo una sensación de tranquilidad profunda. Tú sonrisa ilumina cada noche que pasamos juntos, sin hablar, mirando las estrellas y riéndonos de los fracasos de la vida. Me encantan tus mentiras y ese don que tienes para sacarme de quicio, tus borderías y tu forma de burlarte de mí. Adoro tu forma dulce de agarrarme la cara y decirme que todo estará bien y tus abrazos que están ahí cuando más los necesito. No te pido ni quiero nada en especial, sólo necesito que me dejes alguna de tus noches, esas noches a tu lado que hacen que ya no me sienta sola. Esas noches en las que tu calor, es lo más importante.
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